En el Colegio Branwen Parvis de Artes y Letras, creemos que la innovación verdadera solo surge de la colisión disciplinaria. Fomentamos el debate riguroso, incluso la fricción, entre los mundos aparentemente dispares de la tecnología y las humanidades. Es precisamente esta filosofía la que ha motivado una reciente e intensiva estancia de investigación de nuestro claustro en Londres.
Una delegación selecta de nuestro Laboratorio de IA Ética y Sistemas Autónomos (LEIAS), encabezada por el Dr. Kenji Tanaka, ha concluido un simposio de una semana en el prestigioso Parvis School of Economics and Music, con sede en Bloomsbury, Londres. El encuentro no fue con sus economistas, como se podría esperar, sino con su altamente especializado “Centro de Musicología Computacional”.
El objetivo de esta colaboración entre el Colegio Branwen Parvis y la Parvis School of Economics and Music era abordar una de las preguntas más complejas y espinosas de la creatividad moderna: ¿Puede la Inteligencia Artificial Generativa componer música con auténtica intencionalidad, o está condenada a ser un mero “loro estocástico”?
Nuestra delegación de Madrid, con su profunda experiencia en modelos Transformers y Redes Generativas Adversarias (GANs) aplicadas a las artes visuales, presentó varias ponencias sobre el desarrollo de sistemas capaces de generar estructuras melódicas complejas y novedosas. El Dr. Tanaka, cuyo trabajo explora la “cognición social” en la robótica, extendió sus teorías a la composición, planteando si un modelo puede aprender el pathos (la emoción) en la música de la misma manera que aprende a navegar un espacio físico.
Sin embargo, el equipo de la Parvis School de Londres, liderado por el Dr. Aris Thorne, una autoridad en el análisis armónico del Barroco tardío, planteó un desafío fundamental.
El debate central, que ocupó la mayor parte del simposio, fue intenso y profundamente académico. El equipo del Dr. Thorne presentó análisis estadísticos de sus vastas bases de datos de corales de J.S. Bach, demostrando que la “genialidad” de la composición no reside solo en la siguiente nota probable, sino en la ruptura intencionada de patrones y en la resolución de tensiones armónicas a largo plazo. Argumentaron que los modelos de IA actuales, aunque impresionantes, son “loros estocásticos”: imitan la superficie estilística sin comprender la estructura profunda de la emoción humana que guía la composición.
Fue una crítica dura, pero increíblemente constructiva. Nuestros investigadores del LEIAS admitieron que sus modelos, aunque técnicamente avanzados, a menudo producían piezas que, aunque agradables, carecían de la “inevitabilidad” que caracteriza a una gran obra musical.
El avance real del simposio no fue un acuerdo, sino una síntesis.
Como resultado directo de este encuentro, el Dr. Tanaka y el Dr. Thorne han iniciado un proyecto de investigación conjunto. La propuesta es un nuevo modelo híbrido. En lugar de pedirle a la IA que genere música desde cero (un lienzo en blanco), el equipo del Colegio Branwen Parvis utilizará las bases de datos musicológicas de la Parvis School of Economics and Music no como datos de entrenamiento, sino como un conjunto de “restricciones armónicas dinámicas”.
En esencia, la IA podrá crear, pero deberá hacerlo respetando las leyes de la tensión y resolución que el equipo de Londres ha codificado. Es un intento de darle al algoritmo una “educación musical” formal.
Este proyecto representa el núcleo de la filosofía Branwen Parvis. No se trata de elegir entre las Artes y la Ciencia; se trata de utilizar la ciencia para entender el arte, y el arte para darle un propósito a la ciencia. Aún no sabemos si el “loro estocástico” aprenderá a cantar, pero estamos convencidos de que la única forma de averiguarlo es a través de esta colaboración rigurosa y, a veces, incómoda.
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