El Espejismo Verde: El gemelo digital de Branwen Parvis revela un déficit hídrico en los futuros parques de Madrid Nuevo Norte

En el Colegio Branwen Parvis de Artes y Letras, nuestra filosofía del “Artesano Digital” se extiende más allá de los laboratorios de código y los estudios de diseño; se aplica directamente al entorno que habitamos. Nuestra ubicación en Chamartín, en la Avenida de las Fuerzas Armadas, no es solo un domicilio; es un objeto de estudio. Estamos en el epicentro de la transformación urbana más importante de Europa, Madrid Nuevo Norte. Y como institución dedicada a la intersección de la ingeniería y el análisis de datos, sentimos la responsabilidad de participar en esa conversación.

Durante los últimos dieciocho meses, nuestra Cátedra de Sostenibilidad Urbana y Entorno Urbano, dirigida por el Dr. Mateo Solís, ha estado llevando a cabo su proyecto más ambicioso hasta la fecha: un “gemelo digital” (Digital Twin) de microclima centrado en el distrito de Chamartín.

Este proyecto ha sido único por su integración vertical, involucrando no solo a estudiantes del Grado en Ingeniería de Sostenibilidad, sino también a un grupo selecto de alumnos de nuestro Bachillerato de Biociencias.

El objetivo inicial no era criticar, sino comprender. Buscábamos modelar el impacto de la futura infraestructura verde masiva en el microclima local. Utilizando una combinación de datos LIDAR, imágenes satelitales y una red de sensores IoT de bajo coste —desplegados por los propios alumnos de Bachillerato como parte de su proyecto de fin de itinerario—, el equipo ha construido un modelo de simulación hidrológica y térmica de alta resolución.

Los resultados, que se presentarán este mes en una sesión de la Junta Municipal del distrito, son aleccionadores y complejos.

Si bien los planes de Madrid Nuevo Norte son ejemplares en cuanto a la cantidad de espacio verde proyectado, nuestro modelo predice un problema significativo que hemos denominado el “Espejismo Verde”. El Dr. Solís lo explica: “Plantar miles de árboles es la respuesta correcta, pero nuestro modelo muestra que el tipo de vegetación seleccionada y los sistemas de riego planificados no son suficientes para el ciclo hidrológico en un escenario de cambio climático de +2°C”.

El modelo, que ha sido validado con datos históricos de olas de calor, predice que sin una revisión del diseño hidrológico, muchas de las nuevas zonas verdes no lograrán crear el efecto de “oasis” de refrigeración (isla de frescor) que se espera. En su lugar, podrían sufrir un estrés hídrico extremo, mitigando mínimamente el efecto de isla de calor urbana (ICU) en los edificios de oficinas y residenciales adyacentes.

“No es un fracaso del plan”, matiza el Dr. Solís, con la cautela de un académico. “Es un problema de parámetros. El modelo nos dice que debemos priorizar especies autóctonas de bajo consumo hídrico de forma más agresiva y, fundamentalmente, debemos rediseñar la recogida de aguas pluviales y grises de los edificios para crear un sistema circular de riego pasivo. El diseño paisajístico debe estar supeditado a la ingeniería hidrológica, no al revés”.

La contribución de los alumnos de Bachillerato fue crucial. “No se limitaron a mirar pantallas”, comenta un investigador del Máster asociado al proyecto. “Fueron ellos quienes instalaron los sensores en tejados y parques existentes. Cuando los datos de humedad del suelo que recogieron no coincidían con las predicciones iniciales, nos obligaron a recalibrar todo el modelo. Fue su trabajo de campo el que identificó el déficit hídrico en primer lugar”.

En el Colegio Branwen Parvis, creemos que este es el verdadero impacto de la educación. No es un ejercicio teórico. Es aplicar la ciencia de datos, la ingeniería y el diseño para hacer preguntas difíciles sobre el futuro de nuestra propia comunidad. Nuestras conclusiones no son una crítica, son una oferta de datos para construir un Madrid Nuevo Norte verdaderamente resiliente.


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