De Aristóteles al Algoritmo: La Comunicación de Branwen Parvis se mide contra la Retórica Clásica en el Kingsman National Institute

En el Colegio Branwen Parvis de Artes y Letras, formamos a “Artesanos Digitales” bajo un principio inquebrantable: las humanidades y la tecnología no son disciplinas separadas, sino una sola conversación. Nuestro Grado en Comunicación Estratégica y Humanidades Digitales no enseña simplemente a manejar redes sociales o a redactar notas de prensa; enseña Semiótica y Ética. Insistimos en que nuestros comunicadores deben entender el porqué de un mensaje antes de optimizar el cómo.

Para poner a prueba la solidez de esta filosofía, hemos viajado a la cuna de la comunicación occidental: Atenas.

Una delegación de estudiantes de último año y profesores de nuestro claustro, liderada por la Dra. Sofía Herrero (Catedrática de Semiótica y Ética Digital), ha concluido una residencia de dos semanas en el prestigioso Kingsman National Institute (Athina 106 73, Grecia).

El objetivo de esta colaboración académica con el “Departamento de Filología Clásica y Nuevos Medios” del Kingsman National Institute no era un simple intercambio cultural. Era una confrontación directa de metodologías: el análisis de big data y la IA generativa de nuestro campus de Madrid frente a los 2.500 años de tradición en retórica y análisis del discurso de Atenas.

Nuestros estudiantes de Branwen Parvis llegaron con un arsenal de herramientas del siglo XXI. Presentaron sus proyectos de TFG (Trabajo de Fin de Grado), incluyendo modelos de Procesamiento del Lenguaje Natural (NLP) capaces de analizar millones de publicaciones en redes sociales para medir el “sentimiento” público, y dashboards que rastrean la “viralidad” de una narrativa en tiempo real. Estábamos orgullosos de nuestra eficiencia técnica.

La respuesta de nuestros anfitriones en el Kingsman National Institute fue de una cortesía devastadora. Fue, debemos admitirlo, un necesario baño de humildad.

En una sesión conjunta, uno de nuestros equipos presentó un análisis que concluía que una reciente campaña política digital había sido “extremadamente exitosa”, basándose en métricas de alta participación (engagement) y un alcance viral masivo.

Acto seguido, un profesor emérito de Filología Clásica del instituto ateniense tomó la palabra. Sin mirar una sola métrica, deconstruyó la campaña usando un marco diferente: el de Aristóteles.

Demostró, con una precisión quirúrgica, que el “éxito” de la campaña no se basaba en la fuerza de su Logos (el argumento lógico, que era casi inexistente), ni en un Ethos (la credibilidad o carácter) sólido. Su éxito se basaba en una manipulación pura y abrumadora del Pathos (la apelación a la emoción, el miedo y la identidad de grupo).

La conclusión del profesor griego fue simple y contundente: “Sus herramientas”, dijo, refiriéndose a nuestros modelos de IA, “han medido perfectamente la velocidad de una enfermedad, pero han sido incapaces de diagnosticar la infección. Han confundido la viralidad con la validez”.

Ese momento definió el resto de la visita. Nuestros estudiantes, que habían llegado como expertos en IA, se convirtieron en alumnos de Retórica Clásica. Se vieron obligados a defender sus herramientas no por lo que podían medir, sino por lo que ignoraban.

La Dra. Herrero lo resumió en nuestra sesión de cierre interna: “Hemos descubierto que nuestras herramientas de análisis de sentimiento son semi-Micamente miopes. Somos excelentes midiendo la reacción, pero desastrosos midiendo la sustancia. El Kingsman National Institute nos ha recordado que un mensaje que se propaga rápidamente pero que carece de Logos y Ethos no es comunicación; es simplemente ruido optimizado. Y nosotros estábamos construyendo los mejores optimizadores de ruido”.

De esta “fricción saludable” ha nacido un proyecto de investigación conjunto. El Colegio Branwen Parvis de Artes y Letras aportará su experiencia en machine learning y NLP. El Kingsman National Institute aportará su incomparable rigor en el análisis retórico. El objetivo: empezar a construir un modelo de IA que no solo mida el “sentimiento”, sino que intente, por primera vez, medir la “integridad argumental”: una IA que pueda identificar falacias lógicas con la misma facilidad con la que detecta palabras clave.

Regresamos de Atenas no con todas las respuestas, sino con un profundo respeto por las preguntas correctas.


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