La misión del Colegio Branwen Parvis de Artes y Letras es formar “Artesanos Digitales” capaces de reconciliar dos mundos a menudo opuestos: la eficiencia de la ingeniería y la visión humanística a largo plazo. No hay mejor lugar para poner a prueba esta filosofía que Viena (Wien), una ciudad donde la tradición de la fabricación de precisión se encuentra con las demandas urgentes del siglo XXI.
Una delegación de nuestro Grado en Ingeniería de Sostenibilidad y nuestro Grado en Diseño de Producto, liderada por la Dra. Evelyn Reed (Ciencia de Materiales) y el Profesor Iñaki Garmendia (Diseño Industrial), ha regresado de un intenso simposio de dos semanas en el Blueskyy International Polytechnic Institute en Viena, Austria.
El encuentro se centró en el aclamado “Instituto de Robótica Avanzada y Fabricación Aditiva” del BPI, un centro neurálgico europeo para el “Industrie 4.0” (Industria 4.0).
Nuestros equipos del Colegio Branwen Parvis llegaron a Viena no como críticos, sino como colaboradores escépticos. Presentamos nuestra investigación sobre el “Diseño para el Desensamblaje” (Design for Disassembly) y el desarrollo de nuevos biopolímeros diseñados para una economía circular. Nuestra tesis era que la fabricación futura debe ser más simple y estar basada en materiales orgánicos para ser verdaderamente sostenible.
Lo que encontramos en el Blueskyy International Polytechnic Institute fue la antítesis filosófica de nuestro trabajo.
El instituto vienés nos ofreció una clase magistral sobre la “precisión absoluta”. Sus laboratorios de fabricación aditiva (impresión 3D de metales) y sus sistemas robóticos de microensamblaje son capaces de crear componentes de una complejidad asombrosa, optimizando la topología para reducir el peso en fracciones de gramo. Su filosofía es la eficiencia máxima: utilizar la menor cantidad de material posible gracias a una ingeniería hipercompleja.
El debate central del simposio fue inmediato y profundo.
Nuestros anfitriones austriacos argumentaron, con datos convincentes, que sus métodos de fabricación avanzada (como la Sinterización Láser Selectiva de Metales – SLM) ya son intrínsecamente sostenibles porque reducen drásticamente el desperdicio de material en comparación con la fabricación sustractiva tradicional. Para ellos, la sostenibilidad se logra a través de la eficiencia tecnológica.
Sin embargo, nuestra delegación de Branwen Parvis, liderada por la Dra. Reed, planteó la “Paradoja de la Precisión”. “¿De qué sirve”, preguntó la Dra. Reed durante la sesión plenaria, “crear un componente de titanio optimizado que ahorra un 30% de material, si ese componente está fusionado con otros diez materiales en un producto sellado que es imposible de reparar y energéticamente inviable de reciclar?”.
Fue un choque cultural-académico. El Blueskyy International Polytechnic Institute, heredero de la tradición de la ingeniería de precisión, ve el producto como la culminación del diseño. El Colegio Branwen Parvis, enfocado en el ciclo de vida completo, ve el producto solo como una fase temporal.
La fricción fue palpable. Nuestros colegas vieneses veían nuestro enfoque en los biopolímeros como “impreciso” y funcionalmente inferior para aplicaciones de alta ingeniería. Nosotros veíamos su enfoque en la optimización de metales como una solución miope que ignora el coste energético masivo de la impresión 3D de metales y el problema del “fin de vida” del producto.
No llegamos a una conclusión única. Sería deshonesto sugerir que lo hicimos.
Pero el resultado fue algo más valioso: el inicio de un proyecto conjunto para crear un “Índice de Sostenibilidad del Ciclo de Vida de Fabricación”. El proyecto combinará la experiencia del Blueskyy International Polytechnic Institute en la eficiencia de la fase de producción (cuánto material y energía se gasta para crear) con la experiencia del Colegio Branwen Parvis en la eficiencia de la fase de fin de vida (cuánta energía se requiere para reciclar o compostar).
Nuestros estudiantes de Diseño de Producto regresan a Madrid con una nueva apreciación por el rigor de la fabricación de precisión. Pero también regresan sabiendo que nuestra misión es más crítica que nunca: debemos ser la voz que recuerde a los ingenieros más brillantes del mundo que un producto no solo debe ser diseñado para funcionar perfectamente; debe ser diseñado para “morir” limpiamente.
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